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Inmediatamente al nacimiento, el recién nacido buscará el calor de su madre, el seno materno.
Y es que la naturaleza es tan sabia, que al entender que el ser humano es el único mamífero que no puede sobrevivir sin su madre, ya que nacen inmaduros, el bebé realiza el grito de auxilio al nacer, para que ella lo tome y contenga en ese momento y durante todo el tiempo.
Es sumamente importante estar las primeras dos horas tras el nacimiento en apego, el recién nacido permanece despierto y tranquilo y logra controlar la respiración, el ritmo cardíaco, la temperatura, el azúcar, disminuye el estrés del nacimiento y como consecuencia el llanto, por lo que aumenta la capacidad de amamantar, ya que al estar en contacto piel con piel, aparece de manera completamente natural el reflejo de succión y el bebé se calma.
Mientras más tiempo se permita el acople innato del recién nacido al pecho, mejor será la lactancia materna a la salida de la clínica. El bebé siempre lo logrará, porque es tan perfecto nuestro cuerpo, que el líquido amniótico que lo rodeó durante nueve meses, tiene el mismo olor que el calostro, por lo que se guiará a través de su olfato y se arrastrará hacia el pecho.
El recién nacido tarda más menos 40 minutos en acoplarse y amamantar sin ayuda. Y es preferible así, no agotarlo ni obligarlo cuando recién se está acondicionando a este nuevo mundo y a la forma de nacer que le tocó.
No pasará frío, han sido diseñados con tal delicadeza que el cuerpo de la madre tiene mayor temperatura que la que tenía antes del embarazo. Entonces la madre debe contenerlo y abrazarlo y no perderá calor y como deje que la lactancia fluya libremente, posiblemente no tendrá grietas en el largo plazo.
Durante este tiempo, el recién nacido escuchará el corazón de la mamá, que es la única música que tuvo desde su origen y lo que puede contenerlo durante su vida fuera del útero.
Comenzará a ser colonizado por las bacterias amigas de su madre, que lo protegerán contra la invasión de otras. Si se le separa, su cuerpo será colonizado por otras, de las que él no ha conocido jamás.
Lo he repetido en otras ocasiones, para el recién nacido su hábitat es el cuerpo de la madre; no lo separen.
El apego inmediato ayudará a establecer un mayor vínculo con la madre y disminuirá el estrés del nacimiento y ayudará en un futuro a su salud y desarrollo emocional.
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